Pasando balance y retomando las situaciones que me han hecho reír y llorar, he tomado una decisión muy importante, aunque cabe señalar que todas lo son, porque desde lo simple hasta lo complejo, siempre el hecho de decidir genera un cambio.
Me quedo conmigo, con mis ansias de seguir amando aunque me de mis trancazos, porque el que no se asoma a la ventana, nunca sabrá lo maravilloso que es apreciar la luz natural del día y la misteriosa belleza nocturna; nunca podrá notar las diversas historias que se tejen allí afuera y que de hecho forman parte de nuestro día a día.
Me quedo con las equivocaciones. Siempre los grandes inventos han sido origen de muchos intentos hasta llegar al punto de los por qué y las razones de los cuando.
Creo que con el tiempo y asumiendo las diversas situaciones laborales, sentimentales y económicas, el ser humano aprende y si no lo hace se queda en el mismo circulo, hasta que decida optar por otras rutas en caso de que no se sienta cómodo al formar parte de una rutina que gira sin parar.
Recapitulando, ya no más a las preocupaciones, me colocaré aceite de paciencia para que las cosas sin importancia me resbalen. Ya es tiempo de mirar hacia delante, de comprender que vale la pena seguir la marcha aunque a veces duelan los pies.
Paso a retirarme de la ansiedad sin sentido, de la angustia innecesaria, pero sobre todo…paso a retirarme de las cosas que me producen insomnio y mal sabor.
