Muchos dicen, que el corazón suele ser traicionero. Me disculpan, pero no estoy de acuerdo, ese organo de tanta importancia que mueve todas las emociones en conjunto suele a veces no congeniar con algunas convicciones, pero no del todo se equivoca.
Cuando hay una conexión fuerte con alguien o con una situación; cuando algo nos dice internamente que alguna cosa no anda bien; cuando algo inexplicable nos bombea un ¨sí, adelante¨; o un ¨NO, ahí no¨... es la conjunción de todos los elementos que están en nuestro interior, que se hacen eco y nos llevan a tomar una decisión sin importar lo que te dicten afuera, porque algo te dice que estás en lo correcto.
Siempre hay una constante pelea entre el corazón y la razón, porque al primero no lo domina nadie, a la otra la hostigan con ideas encontradas y convicciones e ideas ajenas.
A quién le hacemos caso?
A nuestros sentidos, a nuestro placer ante una situación y un determinado grupo. Somos lo suficientemente inteligentes (todos) como para saber elegir y tomar una decisión ante cualquier tema, ya sea laboral, familiar o sentimental, que en última instancia es la más complicada.
Diganme ustedes a mí, lo bien que se siente cuando HACEMOS algo que anhelamos con intensidad y mandamos al diablo a la razón ajena.
Siempre es más fuerte, el sentimiento que nos impulsa a ser auténticos, a seguir nuestras corazonadas, a ser nosotros mismos y a VIVIR ...sobre todo a vivir.
AMR