“Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre”, San Juan Bosco.
El otro día, mirando tranquila en casa algunas películas, me encontré con la vida de Don Bosco versión cine. Me interesó saber un poco de quien siempre se decía “había hecho mucho por los jóvenes y su obra aun perdura”, así que no cambié de canal y me dispuse a ponerme cómoda.
Juan desde niño amó los libros, su padre había muerto y estaba bajo el cobijo de su madre que no sabía leer ni escribir, pero que con sabiduría y amor siempre le demostró su apoyo incondicional y lo condujo por el camino correcto; le acompañaban además un hermano biológico y un hermanastro mayor que tenía el mando de la casa y al que no le agradaban mucho los sueños de estudio y de superación de Juan, pero que más tarde entendería.
Un día de camino a casa, se topó con un sacerdote, quien inyectaría con su amor las ganas de realizar sus sueños. El Sacerdote ya avanzado de edad muere y Juan se siente desprotegido, pero un día, contó a su madre que se iría a estudiar sacerdocio y así lo hizo.
A pesar de que la aristocracia eclesiástica intentó seducirlo para ejercer el sacerdocio para los ricos, Juan se identificó con los niños y jóvenes desvalidos y no hubo quien lo desviara de sus ideas.
El hombre empezó a dar amor a aquellos que lo necesitaban, a dar confianza a quienes la sociedad denigraba. Les dio la oportunidad de construir una nueva vida en base al esfuerzo de ellos mismos.
El Estado y hasta miembros de la Iglesia, se la pusieron difícil a Juan. Su popularidad y el amor que despertó, hicieron que la envidia que se manifiesta en todos los ámbitos del poder intentaran acabar con el sueño más puro de Juan: Fundar una congregación que siempre ayudara a jóvenes desvalidos aunque él no estuviera en un futuro.
La envidia es un escalón que te conduce a consolidar aun más la mediocridad, pero al final del túnel, las cosas recaen sobre quienes la merecen. No importan los obstáculos, lo importante es tener la firmeza y la confianza en tus sueños y en ti mismo. A San Juan Bosco incluso le ofrecieron un cargo bien elevado a nivel eclesiástico, puesto que muchos sacerdotes no rechazarían, pero que este hombre definido en objetivos, declinó por entender que su vocación y su lugar era otro.
¿Cuántos de nosotros no entiende lo que hace y para qué lo hace?