- No te enamores- le decía Luis a Carmen mientras la besaba sin dejarla apenas respirar…
- No te enamores – le repetía una y otra vez sin poder contener mucho el aliento.
Carmen no respondía, dejaba volar sus sentidos al unísono del movimiento de ambos cuerpos, no quería preocuparse por sentimientos o miedos ajenos a ese momento, quería disfrutar… pero las palabras insistentes del chico casi la sacan de concentración.
- No te enamores – le repetía una y otra vez sin poder contener mucho el aliento.
Carmen no respondía, dejaba volar sus sentidos al unísono del movimiento de ambos cuerpos, no quería preocuparse por sentimientos o miedos ajenos a ese momento, quería disfrutar… pero las palabras insistentes del chico casi la sacan de concentración.
Le tapó la boca un momento en señal de que guardara silencio, no quería escucharlo.. por lo menos …no esa frase, a su entender, tan pesada e inoportuna. Pero sus manos se movieron por otro lugar y volvió el monólogo de Luis.
- Prométemelo, prométemelo – le pedía el insistente chico a la mujer que ya se estaba enfriando como la brisa fría de un intenso invierno que nos da a la cara cuando salimos de casa o cuando abrimos una ventana.
- ¡!!!BASTA!!! – Le gritó Carmen a Luis, decepcionada y al mismo tiempo enojada.
- Pero chiquilla que pasa?
- No puedo, ni con tus miedos ni con tus fantasmas
- ¡!!!BASTA!!! – Le gritó Carmen a Luis, decepcionada y al mismo tiempo enojada.
- Pero chiquilla que pasa?
- No puedo, ni con tus miedos ni con tus fantasmas
Luis no dijo nada, se quedó pasmado y frisado mientras Carmen se vestía y daba un portazo fuerte al dejar el pequeño apartamento de soltero en el que el hombre que la había sacado de sus casillas, vivía desde hacía apenas unos meses.
Carmen iba pensando, echando maldiciones mentales a Luis por su conducta, la que calificó como idiota, o quizás no… quizás tenía sus motivos, pero estuvo de acuerdo en su interior, en que no era el momento preciso para tratar de imponer condiciones sentimentales cuando la pasión de ambos seres humanos tratan de pasarla bien.
Quizás Luis no quería involucrarse y tampoco que ella lo hiciera, pero ¿a caso eso se puede evitar? Pues no, el enamorarse es un sentimiento no previsible que llega cuando menos lo esperamos, si esa acción, causa de muchos gozos y sufrimientos tuviera un control remoto (un mando) nadie lloraría por amor, no existieran los divorcios ni los altercados… todo sería como se plantease en el manual del amor… ¡PERO QUE BENDITO MANUAL! Es que no es previsible… eso surge y punto... así que espero que no les pase lo que le pasó a Luis, que dejen sus miedos y pasen a disfrutar de cada momento sin fantasmas que nos hayan marcado porque lo hemos permitido.
Un abrazo,
Adelaida Martínez R.