Pero, además de liberarnos haciendo esa especie de limpieza en casa, a algunos se nos olvida “sacar lo viejo del alma”: limar asperezas, olvidar rencillas y pedir perdón por haber ofendido a alguien olvidándonos del orgullo que nos impide crecer como seres humanos.
Es necesario reflexionar y tener constancia de que un abrigo viejo ocupa espacio innecesario en el armario, pero pesa más cargar cargar con un resentimiento guardado sin necesidad, porque esto contribuye a nuestra infelicidad y al deterioro de nuestra salud.
Iniciar un nuevo ciclo sin cargas sobre nuestros hombros no tiene precio. Estar en paz con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo y todo el que te rodea es el mejor inicio de una nueva trayectoria anual.
Enfócate en tener prioridades, y que dentro de ellas te visualices a ti primero por alcanzar la plenitud, que solamente puede dar estar en paz contigo mismo y con la fuerza mayor.
Destierra palabras negativas. Que en este nuevo año y los que vengan te plantees siempre que no solo es necesaria una limpieza en el armario, que la del alma debe ser esencial para poder trabajar en tus metas como ser humano capaz de perdonar, de ser perdonado y de amar sin condiciones.
Estamos sumidos en un mundo en donde prevalece el egoismo, la miseria humana y la mediocridad. Deseo que nada de eso te afecte y que por el contrario, empieces a amar lo que es invisible ante tus ojos y a poner poco interés en objetos materiales que disminuyen nuestro crecimiento y nuestros valores ante la sociedad.
¡Inicia el 2012 con una buena limpieza del alma!
La autora es periodista.