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lunes, 24 de agosto de 2015

Medidas temporales populistas

El sábado al medio día iba transitando la avenida 27 de Febrero y me detuve ante la luz roja que ya daba el semáforo en la intersección de esta vía con la Winston Churchil. Me quedo observando a un grupo de limpiavidrios que intentaba, con esponja en mano y botellita de agua limpiar los cristales de los vehículos de los conductores, ganándose en la mayoría de los casos el reiterado NO.

Me pongo bien seria, para que ninguno intente tirarle la esponja al cristal del mío, y uno de los adolescentes, porque en su mayoría son muy jóvenes, incluyendo menores, se paró frente a mi vehículo, y con brazos abiertos desafiante me dijo un montón de cosas que no escuché porque tenía los cristales arriba, pero que supe… por el lenguaje corporal, que no eran para nada agradables.

Eso me hizo retroceder a principios del mes de abril de este año, donde los titulares de prensa resaltaban la medida de la Autoridad Metropolitana de Transporte de retirar de las vías a los limpiavidrios y vendedores ambulantes, por las constantes denuncias de agresiones a ciudadanos.

Aquel anuncio generó un debate tal, que duró  varios días, y la mayoría aprobó la medida porque el ciudadano que anda en la calle tiene derecho al libre tránsito y a vivir en paz, paz que debe garantizar el Estado.

Y con esos titulares en mi cabeza,  se sumó en ese instante la decepción de ver un poco más allá y tratar de entender que esos jóvenes son víctimas de un sistema que no ha establecido políticas públicas para que tengan una mejor oportunidad.

Se suma además en ese momento, la decepción de ver que las autoridades vuelven a cometer el mismo error de siempre, establecer medidas populistas para ganar algunos puntos en el momento.

Esos jóvenes deberían estar educándose, disfrutando de su adolescencia y formándose para ser productivos en un futuro de manera positiva… pero no, el sistema los hizo hijos de la calle… esa calle que los forma en la delincuencia y que los expone a lo inimaginable y a eso se agrega que ese grupo expone a los ciudadanos que salen a trabajar dignamente, a ser víctimas de su desgracia.

¿Y quién tiene la culpa? El sistema completo, desde políticos, empresarios, sector público y privado, que usan el poder para allantar en determinado momento y lucrarse con la pobreza en todos los sentidos.


Mientras sigamos así, estableciendo medidas necesarias para la paz ciudadana sin dar continuidad a las mismas, estaremos haciendo nada, contribuyendo a  enterrar el futuro de las generaciones en el tercermundismo del que no acabamos de salir por la indiferencia y la falta de un compromiso real. 

sábado, 6 de junio de 2015

Entrar hasta donde te lo permitan



Las decisiones que tomamos en la vida son nuestras, no de nadie. Es cierto que estamos expuestos a las influencias, pero también a los miedos derivados de nuestras necesidades y vacíos, elementos muy peligrosos que hacen que a nuestras vidas entren personas inconclusas que siempre nos llenan de incertidumbre y cierta inseguridad, y eso, sin que lo queramos, se vuelve un reto absurdo: querer cambiar algo que siempre ha sido lo que es. 

Pero el límite es el tiempo, y este deberá decirte a qué  te expones, qué arriesgas y si estás dispuesto a asumir el rol que otro defina, dejando de lado lo que realmente importa: el bienestar de los protagonistas de determinada relación, no sólo de uno, sino de ambos.  

Cuando en un determinado tiempo solo ha importado lo que uno de ambos piensa y establece, hay que tener cuidado, porque te están anulando. La estrategia es armar planes que nunca se cumplen, hacerte creer que todo va bien hasta la divinidad se interpone y te ´jamaquea´, haciendo que despiertes y aceptes en una sumatoria, el total de las señales del comportamiento del otro, y al fin analizas que algo anda mal, y ese algo eres tú, porque todo lo que llega en la vida, es hasta donde lo permitas. 

Ver la verdad de algo que nunca se ha querido asimilar, puede destrozar en el momento, y es entendible, porque todo descubrimiento necesita ser depurado, analizado y sumergido en un proceso de reflexión que debe calmar tu interior después de la tormenta interna que has tenido, consecuencia de una situación inesperada que te obligó a abrir los ojos. 

La realidad nos invita a cada instante a no engañarnos, nos coloca pistas y alertas para que nuestras almas no se rompan, porque recomponerlas cuesta mucho y su sanación dura casi una eternidad. 

La clave es el tiempo y las reglas, pero sobre todo el respeto, si nada de esto se cumple, uno de ambos estará condenado a padecer un torbellino de pasiones y emociones que le harán vivir en la angustia y perderá muchos años de su vida, creyendo lo ilógico: que la transparencia y la honestidad al 100% era lo que valoraba y por eso se quedó, hasta que... la vida se conduele y hace que el santo se caiga del altar. 

Es aquí donde entonces, empiezas a aprender que lo real en principio es entrar hasta donde te lo permitan, pero a medida que pasa el tiempo, no puedes nunca permitir que esto siga igual, porque la inteligencia indicará que eres víctima de una estrategia vil que te condenará a esperar lo que nunca ha de llegar. 

La vida está llena de derechos en todos los ámbitos: a la justicia, a la salud,, a la educación, pero sobre todo, a la verdad, y aquí es donde se mide la grandeza de cada ser humano. 

AMR
De vuelta