Admiro a la gente que se enfrenta a la vida sin miedo a correr riesgos de decir las cosas como son. En muy alta consideración tengo a aquellos que no se plantean lo qué pasaría si se expresaran de tal forma, porque entienden que lo natural y espontáneo es lo que refleja realmente tu manera de ver las cosas… sin que otros puedan apelar a una razón que debe ser respetada.
Andar sin miedos, es asumir la verdadera libertad de movernos, de correr, de gritar, de equivocarnos, de aceptar errores, de callar cuando es necesario, de entender que otros fallan, de ser flexibles, de no hacernos un mundo propio y olvidarnos… que la decisión del otro también es importante.
Cuántas veces, por no detenernos a mirar que la realidad que deseamos generalmente se concreta con dos decisiones, nos hemos quebrado la ilusión propia, y averiamos la cerradura de la puerta por donde deben dársele cabida a la oportunidad y la confianza, que nos hace creer nuevamente en algo que se construye… pero que sabiamente asumimos como un regalo que puede ser breve, duradero o eterno, pero que disfrutamos.
Dejemos a un lado nuestros miedos, que en definitiva no se pierden, pero si se controlan y se olvidan momentáneamente.
Si persistes en dudar de ti mismo, la posibilidad de fracasar en cualquier terreno estará muy cerca, porque el mundo es de aquellos que entienden que la seguridad, la confianza, la lealtad y la gratitud es lo que nos hace ser diferentes de los que no creen ni en ellos mismos.
Un abrazo...
AMR
Andar sin miedos, es asumir la verdadera libertad de movernos, de correr, de gritar, de equivocarnos, de aceptar errores, de callar cuando es necesario, de entender que otros fallan, de ser flexibles, de no hacernos un mundo propio y olvidarnos… que la decisión del otro también es importante.
Cuántas veces, por no detenernos a mirar que la realidad que deseamos generalmente se concreta con dos decisiones, nos hemos quebrado la ilusión propia, y averiamos la cerradura de la puerta por donde deben dársele cabida a la oportunidad y la confianza, que nos hace creer nuevamente en algo que se construye… pero que sabiamente asumimos como un regalo que puede ser breve, duradero o eterno, pero que disfrutamos.
Dejemos a un lado nuestros miedos, que en definitiva no se pierden, pero si se controlan y se olvidan momentáneamente.
Si persistes en dudar de ti mismo, la posibilidad de fracasar en cualquier terreno estará muy cerca, porque el mundo es de aquellos que entienden que la seguridad, la confianza, la lealtad y la gratitud es lo que nos hace ser diferentes de los que no creen ni en ellos mismos.
Un abrazo...
AMR
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