Perder un empleo, un amigo o un amor, nos hace ver con nostalgia que tenemos que dejar muchas cosas que formaron parte esencial de nuestras vidas. Compañeros de labor que apreciamos y llegaron a convertirse en grandes amigos, que fabricaron grandes momentos y que tenemos que dejar ir porque las cosas cambian. Hay que dar el siguiente paso.
Perder un amigo, es uno de los golpes más fuertes que la vida nos da, aunque si la amistad es real, con el tiempo las diferencias desaparecerán y el perdón confirmará esa relación que en definitiva suele ser más sincera que una relación amorosa. Los amigos, están en las buenas y en las malas y te dicen las verdades más duras para que crezcas.
Perder un amor, es algo que no puede explicarse, sólo el que lo ha vivido puede contar las noches, los días y los momentos que formaron parte de dos en uno sola persona y que es tan difícil de superar. Quedamos tan marcados que llegamos incluso a creer que no volveremos a amar ni a confiar, porque no queremos volver a sentir esa sensación tan dolorosa que nos quita el apetito, las ganas de salir y de vivir.
Perder duele, lo sé, pero a veces en medio de tanto dolor, no nos detenemos a pensar que a veces “una pérdida es ganancia”, porque la vida arrastra con ella alegrías y tristezas que traen enseñanzas y fortalecen nuestras debilidades.
Así pasa el tiempo, y se presenta un mejor empleo, nuevos amigos y un gran amor que llega como una recompensa a tu espacio. Ahí lo tienes y ya lo que queda atrás, ni siquiera se asoma a tu cabeza, porque ahora sólo le das cabida a estos nuevos momentos que te brinda la vida.
Perder duele, lo sé, pero asume que PERDER, MUCHAS VECES ES GANAR!!!
UN ABRAZO!!!
AMR