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jueves, 21 de julio de 2011

¿Leal o agradecido?

Un joven iba muy aprisa porque iba tarde a un seminario, sorpresa se llevó cuando llegó a la sala y la recepcionista que lo atendió lo condujo a un salón pequeño con solo dos sillas: una tenía un letrero con la frase “GRATITUD” y la otra decía “LEALTAD”.

El joven miró extrañado a la señorita, quien sonriente le sugirió que tomara una decisión al respecto. Él le pregunto si debía sentarse y esperar a alguien o si era algún juego antes de entrar al seminario.
Ella sonrió y le dijo - Todos los que participen en el encuentro de hoy deben elegir uno de esos valores y pasar al siguiente salón, la decisión es suya. El joven la miró, sonrió y se acercó a los asientos, los pegó bien y extendió las piernas abarcando las dos sillas. 

-Uno no vive sin el otro – le respondió, y de inmediato la joven sacó uno de dos sobres que estaba oculto en un rincón y sacó un sticker que tenía cinco estrellas y procedió a pegarlo en su camisa y colocarle su nombre.
-          Usted ha sido el único que ha ganado cinco estrellas   

Hoy toca hablar sobre gratitud y lealtad. Mezclo estos dos valores, porque el uno no puede andar sin el otro, son hermanos siameses y conservan la esencia del reconocimiento sobre algo que otro hace en determinado momento a tu favor, acción que los agradecidos nunca olvidan y que la retribuyen siendo leales y respetuosos en todo momento.

Y aunque algunos critiquen el hecho de que estés en un lugar en el que se hagan presente situaciones incómodas y absurdas, si eres leal hablarás y dirás lo que tienes que decir en el momento preciso y a quien lo tenga que oír, porque el agradecido y leal no se jacta ni alardea de privilegios si los tiene, conserva en cambio, un carácter fundamental a la hora de justificar porque da más de lo normal, pues la respuesta es sencilla:

Cuando eres leal, trabajas por una causa en la que crees y te unes a alguien en quien crees sin importar las vicisitudes que puedan hacerte reclamar en algún momento de aprietos, pero que nunca te harán claudicar ante presiones e incluso humillaciones, porque defenderás lo que crees aunque tengas que armarte de valor y elevar el tono ante la incomprensión.  

Te aseguro que el gozo es más grande para el que tiene la dicha de ayudar a alguien en determinado momento, sobre todo en uno difícil… claro, si la ayuda es con buena intención y desinteresada.

Y aunque ser leal implique a veces tener que declinar a otras cosas, creo que la vida te retribuye los valores positivos que cultivas, y entre ser traidor, manipulador y desagradecido, prefiera usted mil veces sentarse en la silla que cimenta el ser agradecido, que de hecho, conduce a ser leal, ambas condiciones son tomadas en cuenta por cualquier líder y fortalecen la imagen ante los demás de quien las predica.

Adelaida Martínez R.

sábado, 16 de julio de 2011

Haz algo diferente...


Si sueles ser bocón: cállate un rato y aprecia la belleza del silencio que te permite escuchar a otros sin que tus ruidos lo interrumpan.

Si eres súper puntual: llega tarde, no llegues a la histeria y al perfeccionismo de forzar la naturaleza humana y de apreciar que el desorden a veces puede ser divertido siempre y cuando sea espontáneo.

Si exiges demasiado: sé flexible y suaviza un poco esa imagen de necio (a) que has creado. No hay nada mejor que construir un mundo por ti mismo con un equipo que hace las cosas por amor y lealtad, no porque hay un látigo de palabras y presión constante.  
Si andas siempre aprisa: detente, aprecia cada detalle que se presente ante tus ojos, descubrirás cosas que te dejarán boquiabierto.

Si sueles agobiarte: deja que el mundo se acabe, al final, todo vuelve a su lugar.

Y si alguien deja de amarte: tranquilo, era necesario que se fuera para dar paso a algo más auténtico.

Si te sientes solo: sal, sonríe, diviértete, que los muros no impidan que veas que allá fuera hay mucha compañía.

Y si te sientes perdido: respira hondo y deja que algo que no puedes ver, pero si sentir, se haga cargo.  

Un abrazo, 

AMR

sábado, 9 de julio de 2011

Quién soy?

¿Quién soy? Para menospreciar las palabras de cualquiera que desee expresarse
¿Quién soy? Para minizar a alguien que incluso con su dignidad puede llegar a superarme en estatura
¿Quién soy? Para pretender que me quieran simplemente porque sí… cuando el amor es un sentimiento que aflora por instinto y de manera natural.
¿Quién soy? Para juzgar la decisión de otro, si al final el derecho al respeto ajeno debe prevalecer.
¿Quién soy? Para cortar las alas a los sueños de un mortal
¿Quién soy?  Para pretender que no soy humana
Al final del día se asoma el cansancio de una jornada  llena de aprendizaje. Automirarse un poco en cierto momento de paz nos ayuda a pasar balance y a entender lo que nos rodea y así…depurar y escoger lo que debe quedarse,  tirar lo que debe irse y aceptar lo que debemos simplemente olvidar, porque a fin de cuentas, los retazos de los buenos momentos son los que encienden el motor de la vida.

Un abrazo a todos mis lectores y colegas blogueros, tenía un tiempo sin entrar, el trabajo y una agenda agobiante no me lo habían permitido...pero aquí estamos, echando pa´ lante... ya daré un paseo y disfrutaré de sus enriquecedoras entradas ;-)

Adelaida Martínez R. 


AMR

lunes, 2 de mayo de 2011

ROSTROS DE POBREZA

Si volteas a mirar, podrás encontrarte con muchas caras: las de tus padres y tus hermanos, al levantarte cada día y al llegar tarde a casa después de una jornada de trabajo o de estudios; las de tus abuelos, tíos y primos en visitas casuales; las de tus jefes y compañeros de trabajo, en tu cotidiana agenda de labor; la de tu amado o amada, que es la que más cerca puedes admirar en detalle.

Hay sin embargo un momento en el cual: un detalle, una palabra o un simple gesto que se convierte en detonante, que te ayuda a ver que un rostro puede tener varias caras.

Existen pues, muchos formas de mostrarnos en determinado momento. El ser humano está compuesto de emociones y cuando afloran, sacan de nosotros mismos muchas formas, que muestran al mundo cómo somos en determinado momento o si siempre somos “lo que mostramos.

La pobreza se hace presente en muchos rostros. No me refiero a lo material ni monetario, hay miradas vacías, que ameritan llenarse de algo, de algún sentimiento que les ayude a transmitir vida; hay rostros tristes, opacos, que piden a grito que algo o alguien los remueva y les haga ver que la vida es un precioso regalo; hay expresiones egoístas que nos dejan ver ante los demás, nuestra carencia de solidaridad y nuestro anhelo de poseer cosas a veces hasta innecesarias; hay sonrisas falsas, que nos ayudan a ver cuán ruin e individualista puede ser un humano.

Asimismo, nos topamos en el trajinar con caras que nos dicen también que vale la pena y que hay de todo para escoger. Hay sonrisas auténticas que te contagian y te muestran el significado de ser desprendido; los hay también con una mirada limpia y llena de paz, que te invitan a confiar, a sentirte seguro en una conversación y a buscar apoyo si es necesario; hay rostros firmes, autodependientes y seguros, y sabes que con expresiones como estas, puedes entrar la inspiración y el empuje que a veces te hace falta.

En el peor de los casos, podemos también chocar con realidades que nos pueden quitar el ánimo del trato: esas caras que no invitan a compartir, que se olvidan de los demás y sólo piensan en lo que puedan adquirir; que viven el día a día siempre a la espera de algo o alguien; que no se alegran del bien de otros aunque les conozcan; que solo se preocupan de saber qué obtener en beneficio propio; que no se levantan cada mañana creyendo en algo… estos son los peores, porque solo muestran el rostro de la pobreza de alma, de ser humano, de ser serviles, de ser... simplemente alguien que entienda que todo es transitorio y que lo que vale es sumar cada momento en el que hayamos hecho feliz a alguien, sintiendo esa propia felicidad como si fuera nuestra.   

Un abrazo, 

AMR 

jueves, 10 de marzo de 2011

TORBELLINO

ALGUNAS VECES, gritas para que alguien te escuche; vas contra la corriente para demostrar que puedes tomar tus propias decisiones; tratas de encontrar un sentido a todo lo que te rodea; te detienes un instante sin saber qué hacer porque la impotencia te ha paralizado; y hasta incluso te lastimas tú mismo para comprobar si puede doler más que una traición.

De momento has reído y llorado al mismo tiempo. Luego has visto que era necesario porque algo tenía que salir y de pronto has olvidado la diplomacia y has mandado al carajo a ese que nunca ha sido de tu simpatía y te tenía un poco fastidiado… todo lo que sucede, para bien o para mal, te hacen llegar a una conclusión: ESTÁS VIVO y errar es de humanos, pero crecer y aprender de las vivencias es lo que debe primar.

En fin, un torbellino de emociones se conjuga en nuestro día a día, sobre todo en  el momento cúspide de la desesperanza, pero el freno a la agitada existencia se asoma, y la paz de la luz llega para iluminar el angustioso y oscuro camino.

Cuando no encuentres lo que buscas, cuando no veas más allá de lo que tienes en frente, da paso a la calma, que no hay mejor espacio que aquel que te brinda un hueco para meditar y reflexionar sobre quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos. 

No se puede ver con claridad en aguas turbulentas, espera la calma...  y sabrás qué debes hacer ante lo que acontece.  


AMR.


lunes, 28 de febrero de 2011

LA VIDA RESPONDE!!!!

El poder de lo que sientes y de lo que piensas se manifiesta en tu cotidianidad. Si estás triste internamente, a tu vida solo traerás tristeza; si estás alegre, atraerás alegría; si estás molesto en tus adentros, tu día estará copado de cosas irritantes y de personas molestas y negativas; en fin, LO QUE HAY QUE PROCURAR, es que TU MUNDO INTERNO, esté sano emocionalmente y lo recargues de cosas positivas…

Empero, siempre habrá ocasiones en los que se asome un momento de angustia y de situaciones que a veces se escapan y se quieren colocar en ti, en tus adentros… la solución es notarlo y sustituir estas emociones por algo más fructífero como LA CHISPA DEL ENCANTO DE SENTIRSE VIVO, alegre, sano, agradecido, ENTUSIASTA, pase lo que pase.

Todo tiene su conexión.

Analiza bien por qué te ocurren ciertas cosas que no quisieras ver en tu vida: Como un disgusto, amores reincidentes que no te aportan nada, una discusión con el vecino, un mal entendido con un compañero de trabajo, un chisme mal intencionado… cada acción mencionada tiene una respuesta a algo que has construido, quizás sin darte cuenta.

A los corazones de buena voluntad, Dios y la vida misma se encarga de premiarles y por más obstáculos que se presenten, para ellos siempre serán ligeros nubarrones en el camino. De hecho, el que nada debe y es desprendido, no sólo con lo material sino también con los afectos y las emociones en su justa medida, tiene un trayecto de satisfacción garantizado, porque sus acciones han construido todo eso.

Hagamos un ejercicio:

Que lo que salga de nuestra boca, sea para construir, no para dañar; que lo que pensemos sea para edificar, no para destruir; que lo que hagamos, sea para ayudar, no para perseguir un interés material; que lo que hablemos sea edificante, no hiriente; que lo que discutamos, sea un debate para aprender, no para minimizar a nadie; que los favores que hagamos, no esperen devolución alguna, sino que sea una acción desinteresada; y que entendamos, que dar sin esperar es la verdadera acción vista ante los ojos de Dios.

Un abrazo

Adelaida Martínez R.

martes, 1 de febrero de 2011

Arrogante y Prepotente no es lo mismo


Sosteniendo una conversación amena entre tragos y una cena criolla, se soltó esta frase: “Arrogante y Prepotente no es lo mismo” que ciertamente tiene mucho sentido, pero que por desconocimiento e ignorancia muchos suelen utilizarla como si una palabra fuera el sinónimo de la otra.

Al hablar de arrogancia, hablamos de altivez, de presunción, de jactancia, petulancia e incluso hasta de un ser engreído y soberbio. Generalmente la sociedad no mira con buenos ojos a este segmento, caen pesados como una piedra y amargos cual hiel que daña el más dulce néctar.

Sin embargo, el prepotente, es aquel que se siente poderoso y superior. Muchos líderes han de poseer un cierto grado de esta condición, no es mala, siempre y cuando el amor propio no se eleve tan alto como el precio del petróleo en estos días.

Desterremos todo tipo de Arrogancia, porque podemos dañar emocionalmente a un tercero e incluso a alguien que amemos. Pero también cuidado con la prepotencia, es cierto que una pequeña dosis no hace daño, al contrario, contribuye a la seguridad con la que a veces es necesario enfrentar abusos en el ámbito laboral e incluso el familiar.

Analiza cuál de las dos cualidades las conviertes en defectos. Todo puede aplicarse, pero en su justa medida… pero por favor… que la primera sea en su mínima expresión.

Y recuerda, que tu accionar contribuya al respeto hacia tu persona, no al miedo hacia ti.

Un Abrazo,

Adelaida Martínez Rosario

Bienvenido 2011