Hay momentos que te hacen valorar toda una vida. Así examino los retazos de mi existencia, compuesta de ricas, regulares, tristes, alegres, inolvidables, frustrantes, memorables, locas y divertidas situaciones que van dándole forma a un molde: Nosotros mismos.
Hay épocas en las que quisiéramos desaparecer, pero hay otras que quisiéramos extender, y esas son tan buenas que nos parecen cortas, breves, fugaces, pero que a pesar de parecernos que la vida nos ha dado una dosis pequeña, anhelamos se repita, que vuelva, que se duplique, que sean instantes gemelos, o trillizos… o eternos… y he aquí la nostalgia del apego a algo que no podemos dejar ir, porque… SUPO A GLORIA, a paraíso, a cielo.
Cuando miro un poco más allá de mi ombligo, pienso en el mundo, en sus conflictos: Oriente y su guerra eterna y la contradicción del significado de Jerusalén “Ciudad de Paz”, una utopía, una contradicción en sí misma que no encuentra un final a algo que tiene su historia, y que para muchos quizás parezca absurdo, pero que en esencia... penosamente nunca acaba.
Las constantes guerras de África y la pésima situación de sus mujeres, imposibilitadas de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y a quienes desde que nacen se les impide sentir. Pero viajo más lejos, hacia el pasado, y recuerdo las masacres, las guerras y lo que no se supo jamás… desaparecidos, huérfanos, viudas, a quienes un momento, una época, les cambió la vida: a unos los hizo más fuerte… otros sucumbieron.
Y sentir nostalgia entonces por algo que auguraba lo que iba a ser, no tiene sentido. Pero de todas formas, siguen siendo momentos que nos ponen a pensar, a suspirar, a añorar, a desear repetirlos o olvidarlos para siempre, y que en definitiva nos vuelven a recordar que para ser felices, hay que aprovecharlos y disfrutarlos cuando se presenten.
Si acaso no se asoma lo que deseamos, entonces debemos construirlo y seguir el camino que nos conduce hacia la esencia de lo que somos, seres imperfectos, que tropiezan y se levantan… seres que esperan otra oportunidad y vuelven a nacer, pese a lo vivido: BUENO O MALO, que en definitiva es un calificativo.
Un abrazo!!! y ya ven cómo va la cosa...
Un abrazo!!! y ya ven cómo va la cosa...
AMR
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