Hay tiempos en los que pasan por nuestras vidas muchas cosas
que saboreamos y cuando nos aburrimos por no innovar, las descuidamos y dejamos
pasar… mandando el mensaje de que todo nos da igual. La burbuja en la que
vivimos nos resulta tan cómoda, que no queremos correr el riesgo de pasar a
otro nivel.
Ese tiempo se caracteriza por el miedo al compromiso y a la
responsabilidad… pero sobre todo, por la resistencia a madurar y a entender que
la alarma se ha encendido, y preferimos presionar el botón de apagar para
seguir en un estado eterno en el que ya no tenemos la misma fuerza ni el mismo
ímpetu de una época que ya pasó.
Cuánto nos asusta “cambiar”, pero los resultados en muchas
situaciones nos indican que cuando nos atrevemos, es muy difícil que haya
arrepentimiento, y es que se siente bien apreciar que tuvimos el valor de emprender
un nuevo camino que nos sacó de la monotonía y el estancamiento… Sí, es difícil
decidirse a dar el paso, pero reconforta cuando se hace.
Hay que tener cuidado con acomodarnos demasiado al presente
monótono… corremos el riesgo de que el tiempo nos pase por el lado y cuando se
quiera recapacitar, ya hemos dejado pasar muchas cosas que tuvieron su valor, perdiendo
las oportunidades que se presentaron y no supimos apreciar.
El miedo al cambio nos impide avanzar; nos impide disfrutar
de nuevos caminos, de conocer otras dimensiones en todo el sentido de la
palabra. Si nos enfrascamos en una quejadera constante y no hacemos nada por
remediar el presente que aturde, estamos condenados al estancamiento y
enfrascados en el dilema de dar o no el paso.
Hay que analizar el presente cuando este no nos proporciona
satisfacción y en vez de eso nos agota hasta pensar en él… nada mejor que hacer
lo que nos gusta y enfocarnos en conseguirlo.
Atreverse al cambio cuando es necesario, puede ser oportuno
y la respuesta a tus miedos… porque si no lo intentas, nunca lo sabrás.
Un abrazo...
AMR
No hay comentarios:
Publicar un comentario