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jueves, 30 de enero de 2014

Un camino ligero

Hace tiempo que aprendí, que no dejar ser... limita, mutila las alas y trunca los sueños... que lo mejor es andar sin prisa y sin miedo, pero siempre teniendo como norte la confianza y el respeto.

Hace tiempo que aprendí, que si hablas muy alto el ruido impedirá que te escuchen; y que si exiges lo que no das, tus relaciones estarán condenadas al fracaso.

Hace tiempo que aprendí, que una compañía grata y oportuna es mejor que una que te haga olvidar quien eres; y que el camino se hace más ligero cuando la carga es compartida.

Hace tiempo que aprendí, que no se deben guardar las cosas, que hay que comunicar lo que gusta y disgusta, pero sin torbellinos; porque basar una relación en puntos no muy claros, siempre traerá dudas e incertidumbres.

Hace tiempo que aprendí, que hay cuidar lo bueno que llega a tu vida, pese a las altas y bajas mareas, porque vivimos en un contexto social donde las  almas nobles y sanas escasean...

Hoy más que nunca he aprendido, que hay que hay es mejor dejar que las cosas fluyan, pero que es aún mucho mejor, saber qué terreno pisamos.

Y tras lo que llega, se queda o se va... seguimos aprendiendo, que lo humano es imperfecto, pero que la vida nos premia con el simple hecho de regalarnos esos momentos que nos forman... y esos seres que nos complementan nuestra existencia...


Adelaida Martínez R.