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martes, 25 de noviembre de 2014

Ojo con la necesidad de amar y de que nos amen

A propósito de una situación que ha estado afectando mucho a alguien que conozco y que aprecio, y que espero la supere pronto, me aventuro a escribir sobre la urgencia de amar con el propósito de satisfacer a terceros o de llenar un vacío. En este error suelen caer muchos, y en los peores de los casos hasta requieren de ayuda emocional.  
 
La necesidad de amar y de sentirnos amados puede llevarnos muchas veces a un estado de darle la oportunidad a cualquier opción que se presente, sobre todo a aquellas que persistan un poco mostrando cierto interés, sin medir las consecuencias de no saber lo que realmente quieren.
 
Estar durante mucho tiempo sin pareja, es otro factor que influye demasiado a la hora de decir sí, a una cita sin tomar en cuenta que hemos perdido la práctica y que se requiere hablar claro en relación a lo que quieren ambos, para que no haya confusión en el futuro y emocionalmente ninguno salga afectado.  
 
La presión social en un país subdesarrollado no se queda atrás para los que están solteros por un tiempo prolongado y se ocupan más en trabajar y tener otras prioridades. Esto, sin duda, influye mucho en tomar regularmente una decisión errada y quedar con alguien por recomendaciones de terceros y no porque así lo desea el corazón.
 
Hay que tomar en cuenta que el nivel de madurez de una mujer es mucho más elevado en la mayoría de los casos, y es, la que por lo general, está dispuesta a poner las cosas claras; en plantear lo que se desea y pautar las reglas del compromiso; es la que generalmente moldea la relación y le da sentido a lo que es y debe ser, porque de hecho somos más organizadas y leales.
 
El hombre, en cambio, necesita ser dirigido porque su cultura de “macho” le hace asumir una postura de “tener algo, pero seguir comportándose como soltero ante su grupo”, sobre todo en el caso de aquellos que son muy inmaduros, sin tomar en cuenta los deseos de su pareja y en muchos casos, no entiende que con esa actitud, empieza a tejer un camino de dudas, que puede terminar en un gran desencanto físico y emocional.
 
La necesidad de amar, nos hace cometer muchos errores: nos hace dar más de lo que se debe y muchas veces a incluso no exigir lo que corresponde, dando siempre oportunidad al cambio de actitud que, en la mayoría de los casos donde no se practica la honestidad, lamentablemente nunca llega, hasta que el descuidado o descuidada explota si no sabe controlar sus emociones, o sencillamente se aleja pacíficamente si su grado de madurez es alto.
 
La necesidad de que nos amen, hace que la tolerancia se desborde en su capacidad y dé cabida al irrespeto por parte de quien se ha dado cuenta de que lo tiene fácil y no perderá porque está seguro de los sentimientos de su pareja, a la que ya le ofreció los tres meses de publicidad engañosa y ahora está descubriendo “al personaje real”, pues la novela se ha acabado.
 
La gente se preguntará ¿y cuál es la aptitud y actitud qué debemos asumir al respecto?
En mi limitado conocimiento, pero como ser humano que ama, ha amado y amará, entiendo que lo importante es aprender a amarnos a nosotros mismos, antes que otro lo haga; saber que debemos respetarnos para respetar y exigir lo mismo de la otra parte, sin mentiras y poniendo las cosas claras desde el principio.
 
La necesidad de amar y de que nos amen, muchas veces nos lleva a, sin intención alguna, forzar situaciones que la otra parte no quiere concretar, pero que no define y se limita a titubear y decir “estoy contigo, eso es lo que cuenta”, pues no, lo que cuenta es ser honestos,  respetar y valorar a quien nos ha abierto las puertas de su vida, de su hogar y sus sentimientos, cosas muy difíciles de establecer y encontrar en este mundo actual.
 
Hay muchas señales que indican cuando las cosas no marchan como deben, pero la necesidad de amar  y de que nos amen, hace que intencionalmente las obviemos con la esperanza de que las cosas puedan mejorar.
 
A veces hasta sin amar a alguien preferimos permanecer ahí aplicando la pesimista frase “peor es no tener nada”, ¡pues no!, cada individuo merece tener eso que realmente lo haga sentir vivo, lo valore y respete.
 
A todo aquel que ande por ahí, vacilándose la vida sin aplicar sinceridad a sus relaciones, se le advierte que tenga mucho cuidado, porque estará condenándose a dejar ir, en muchos casos, a personas valiosas por decisiones inmaduras y un desenfoque total de lo que realmente quiere.
 
En definitiva, hay que tener mucho cuidado con nuestra urgencia de amar y de que nos amen, porque al final, toda relación que se fundamente en dudas, mentiras y falta de criterio y de respeto, están condenadas desde su origen… al fracaso.
 
Siempre he tenido la certeza de que la verdad une y de que las dudas asesinan todo vínculo que algún día inició con el consentimiento de dos, si no se aclaran las cosas cuando amerita.
 
Soy de las que cree que toda relación debe construirse poco a poco, pero debe ser cuestión de dos, si no es así, no vale la pena seguir desgastándose y concentrándose en algo que no satisface a ambos, que carece de evolución y es improductivo.
 
Un abrazo.
 
Adelaida Martínez R. (AMR)
La autora es comunicadora social, con maestría en periodismo. 
Twitter @adelaida33 ///// Instagram @adelaidamartinezr  ///// Facebook Adelaida Martinez
   

Los riesgos de estar con una pareja promiscua sin saberlo

¿Estás con una pareja actualmente? Si la respuesta es afirmativa, también vale que te respondas si se cuidan o si se hicieron las pruebas de lugar cuando decidieron intimar sin protección, seguro que pondrás gesto de preocupación y te responderás que ¡NO! porque confías en esa persona y tienes la seguridad de que no estaría con nadie más sin cuidarse.
 
Lo lamentable es que muy pocas personas meditan al respecto por muchos factores: carece de la información necesaria sobre los riesgos de sostener relaciones sexuales sin tomar las previsiones y sin saber con quién lo está haciendo, porque la realidad es que nunca terminamos de conocer del todo a nadie.
 
¡Seamos honestos! Nadie se sincera sobre las infidelidades y sobre con cuántas o cuántos lo ha hecho, lo hace o lo está haciendo aunque tenga o no una relación estable.
 
Hay que pensar en todo por el bien de nuestra salud. En muchos casos, las emociones y la rapidez no dejan a una persona cuidarse lo necesario, sobre todo aquella que suele estar activa sexualmente con más de una pareja, lo que la pone en riesgo y, peor aún… arriesga la salud física y emocional de todo aquel que se le cruza en el camino sexualmente hablando.
 
No es un secreto que hasta en los matrimonios hay engaños y la más perjudicada es la mujer, ya que generalmente quien anda en búsqueda de otras cosas (otras parejas), es el hombre. Y los peores casos ocurren en culturas como la nuestra, donde el machismo significa tener muchas y hacer caso a cabezas vacías que influencian en este mismo sentido (amigos, hermanos, primos, etc.).
 
Cuando se está sexualmente activo con más de una pareja, caemos en la promiscuidad, lo que conlleva a estar expuestos a contraer infecciones delicadas que pueden llevarnos incluso hasta la muerte. 
 
Entre los riesgos citamos el delicado asunto de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), infecciones por bacterias (curables)  y virus (no curables), de los cuales existen más de 20 tipos que incluso pueden ser más graves en la mujer, sobre todo en las embarazadas.
 
Lamentablemente en nuestra cultura hay poca hambre de leer, de orientarse y de mirar espejos… y a propósito de espejos, me aventuro a escribir sobre esto porque me han preocupado muchas vivencias al respecto: casos que han tenido remedio y otros no.
Hay muchas mujeres y hombres, que han tenido la mala experiencia de… luego de ir a su médico, comprobar que han sido contagiados de una ETS, y pasan por un proceso de angustia, vergüenza y sentimientos de traición terribles.
 
Documéntese y lea sobre los riesgos de una actividad sexual sin protección, así sabrá sobre las causas y consecuencias de intimar con una pareja que a lo mejor cree conocer, pero que en realidad practica la promiscuidad a plena luz del día y el amor o el entusiasmo no deja que usted vea más allá de lo que le hacen creer.
 
Oriente a su pareja y a sus hijos. Que en casa no falte la debida orientación sexual que hace tanta falta, sobre todo en un contexto social actual donde la libertad se confunde con “hacer lo que me dé la gana con cualquiera sin pensar en las consecuencias” por carecer de la debida información y donde la práctica habitual es mentir en estos casos por miedo o vergüenza.
 
Lo más importante, acuda a su médico con regularidad y pregunte sobre todo lo que le venga a la cabeza ante cualquier síntoma extraño, no tenga miedo ni vergüenza, porque todo ser humano, algún día sin saberlo, está expuesto a cualquier virus o bacteria.
 
Y para finalizar y no cansarlos mucho sobre este tema que me he leído bastante, les sugiero que al momento de conocer a alguien a quien vea y perciba como un ser humano “bueno” y familiar, no le haga caer en la trampa de no tomar las precauciones debidas.
 
Tome conciencia de algo esencial: debe cuidarse primero usted porque nadie lo haría mejor, sobre todo cuando se trata de su salud física y emocional, de lo contrario, estaría exponiéndose a riesgos innecesarios en una sociedad donde la mujer pierde más por el mismo sistema. 
Tómese su tiempo y no confíe; llévese de sus instintos, del sano juicio y de las señales que suelen pasar ante sus ojos y que obvia a razón del “entusiasmo de un nuevo enamoramiento rodeado de publicidad engañosa” que en definitiva nunca es sincero al 100%... y por eso vuelvo y reitero: ¡seamos honestos y realistas!: no todo lo que brilla es oro.  

¡No te mueras sin vivir!

Cada individuo dibuja o programa un ideal en su mente que espera concretizar y  encontrar en su trayecto de vida, ya sea una pareja con ciertas cualidades, un vehículo, una casa, hijos y una carrera a su “medida”, en fin… conseguir todo lo que en su mente imaginó desde que tuvo cierto grado de conciencia.
 
Con el pasar de los años, estos ideales van mutando según la realidad que se presente y las posibilidades que estén a nuestro alcance. Los frenazos, los choques con la realidad, las desilusiones, y el simple hecho de comprobar que no todo fue como lo programado nos puede desmoronar en ese momento… pero la realidad es que ESTAMOS CRECIENDO y aprendiendo que apreciar lo real y disminuir expectativas irreales cambia la perspectiva.
 
Un corazón que no cree en construir y no pone de su parte, esperando que del cielo le caiga lo fabricado en su mente, estará vacío y perdido porque no se enfoca en los regalos que se manifiestan en su camino.
 
Cuando nuestra mente es infantil o sencillamente no ha alcanzado el grado de madurez que nos permita aceptar las imperfecciones de lo humano, sufrimos mucho, porque vivimos en una burbuja que no nos permite ver más allá de un mundo que hemos construido gracias a los cuentos que vemos en la televisión… o el ideal falso que nos han construido en la cabeza sobre ciertas situaciones.
 
Lo lamentable es que no nos enseñan que lo bueno viene con lo “no tan bueno” y también con lo que puede parecernos “malo”… llega en un combo y debemos aprender a vivir con ello y salir airosos.
Los seres humanos perdemos el norte cuando ESPERAMOS algo específico y dejamos que lo inesperado huya o se ausente. La libertad de dejar que fluya lo que llega a tu vida y disfrutarlo sin limitar el ser, es lo grandioso del camino, el que no lo hace, está condenado a una larga espera que puede transformar un corazón esperanzado en uno cansado y disgustado consigo mismo… y con la vida.
 
Y uno se pregunta cómo superar la idea de salir de esa burbuja irreal, pues sencillamente hay que salir de ese hueco de fantasías que nos impide entender que ya no somos niños y que tenemos que tomar nuestras propias decisiones… que estamos expuestos a equivocarnos y a caer, pero que también contamos con una fuerza increíble para enderezar el camino y levantarnos cada vez que sea necesario.
 
Cuando abrimos los ojos ante la realidad y dejamos de esperar lo ideal, nuestra perspectiva de vida cambia; cuando empezamos a valorar y apreciar los regalos que encontramos en el camino, descubrimos tesoros que jamás pensamos… porque al final, lo inesperado termina sorprendiéndonos… ¡y de qué manera!
 
Es ahí cuando descubrimos que todo el tiempo estuvimos equivocados, que luchamos incansablemente tras algo que solo existía en nuestras mentes, y entonces empezamos a vivir cuando disminuimos nuestras expectativas y dejamos de exigirle tanto a la vida y a nosotros mismos… empezamos a disfrutar el ser libres y hasta nuestro corazón se vuelve joven.
Deja de andar tan apretado, camina y disfruta el trayecto, no pases por desapercibida una sonrisa porque no se asemeja a lo que esperabas… recorre la vida y disfruta cada detalle que te traiga… no te mueras sin vivir. 
 
Por Adelaida Martínez R.
La autora es periodista
Twiiter @Adelaida33
Instagram @Adelaidamartinezr

jueves, 31 de julio de 2014

El miedo al cambio nos impide avanzar

Hay tiempos en los que pasan por nuestras vidas muchas cosas que saboreamos y cuando nos aburrimos por no innovar, las descuidamos y dejamos pasar… mandando el mensaje de que todo nos da igual. La burbuja en la que vivimos nos resulta tan cómoda, que no queremos correr el riesgo de pasar a otro nivel.
 
Ese tiempo se caracteriza por el miedo al compromiso y a la responsabilidad… pero sobre todo, por la resistencia a madurar y a entender que la alarma se ha encendido, y preferimos presionar el botón de apagar para seguir en un estado eterno en el que ya no tenemos la misma fuerza ni el mismo ímpetu de una época que ya pasó.
Cuánto nos asusta “cambiar”, pero los resultados en muchas situaciones nos indican que cuando nos atrevemos, es muy difícil que haya arrepentimiento, y es que se siente bien apreciar que tuvimos el valor de emprender un nuevo camino que nos sacó de la monotonía y el estancamiento… Sí, es difícil decidirse a dar el paso, pero reconforta cuando se hace.
Hay que tener cuidado con acomodarnos demasiado al presente monótono… corremos el riesgo de que el tiempo nos pase por el lado y cuando se quiera recapacitar, ya hemos dejado pasar muchas cosas que tuvieron su valor, perdiendo las oportunidades que se presentaron y no supimos apreciar.
El miedo al cambio nos impide avanzar; nos impide disfrutar de nuevos caminos, de conocer otras dimensiones en todo el sentido de la palabra. Si nos enfrascamos en una quejadera constante y no hacemos nada por remediar el presente que aturde, estamos condenados al estancamiento y enfrascados en el dilema de dar o no el paso.
Hay que analizar el presente cuando este no nos proporciona satisfacción y en vez de eso nos agota hasta pensar en él… nada mejor que hacer lo que nos gusta y enfocarnos en conseguirlo.
Atreverse al cambio cuando es necesario, puede ser oportuno y la respuesta a tus miedos… porque si no lo intentas, nunca lo sabrás.
 
Un abrazo...
AMR
 
  

sábado, 5 de abril de 2014

Empezar de cero

Hagamos un ejercicio, empecemos de cero. No con una pareja o una expareja… y mucho menos con un nuevo amor.
Hagamos un ejercicio, reiniciemos el sistema de nuestras vidas, y empecemos de cero con nosotros mismos, veamos qué estuvo mal en el camino, de qué nos perdimos, qué elegimos, a quién herimos y qué debemos hacer para remediarlo.
Hagamos algo aún mucho mejor que quejarnos, descubramos lo feliz que se siente andar sin caretas, sin lastimar a segundos y terceros, y con la firme convicción de que se debe pensar en uno mismo antes que en otros.
Hagamos que las cosas sucedan, sobre todo esas que deseamos, sin forzarlas claro, porque ya no sería real… sería algo que la rutina obligada sentó a tu lado sin deseos y eso… eso no sabe a nada.


ADELAIDA MARTÍNEZ R. 

jueves, 30 de enero de 2014

Un camino ligero

Hace tiempo que aprendí, que no dejar ser... limita, mutila las alas y trunca los sueños... que lo mejor es andar sin prisa y sin miedo, pero siempre teniendo como norte la confianza y el respeto.

Hace tiempo que aprendí, que si hablas muy alto el ruido impedirá que te escuchen; y que si exiges lo que no das, tus relaciones estarán condenadas al fracaso.

Hace tiempo que aprendí, que una compañía grata y oportuna es mejor que una que te haga olvidar quien eres; y que el camino se hace más ligero cuando la carga es compartida.

Hace tiempo que aprendí, que no se deben guardar las cosas, que hay que comunicar lo que gusta y disgusta, pero sin torbellinos; porque basar una relación en puntos no muy claros, siempre traerá dudas e incertidumbres.

Hace tiempo que aprendí, que hay cuidar lo bueno que llega a tu vida, pese a las altas y bajas mareas, porque vivimos en un contexto social donde las  almas nobles y sanas escasean...

Hoy más que nunca he aprendido, que hay que hay es mejor dejar que las cosas fluyan, pero que es aún mucho mejor, saber qué terreno pisamos.

Y tras lo que llega, se queda o se va... seguimos aprendiendo, que lo humano es imperfecto, pero que la vida nos premia con el simple hecho de regalarnos esos momentos que nos forman... y esos seres que nos complementan nuestra existencia...


Adelaida Martínez R.