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lunes, 13 de diciembre de 2010

FACHADAS…


Todos tenemos una, desde el ama de casa hasta la mujer que trabaja fuera de ella; desde el hombre fuerte, hasta ese que parece tan débil; desde el niño miedoso hasta aquel que amedrenta a sus compañeros y los asusta; incluso hasta algunos de quienes jamás dudaríamos y en quienes a veces en momentos de vacío existencial nos apoyamos… sí, esos que dicen ser siervos de Dios y que han creado una imagen que no dicta lo que realmente son.

¿Pero por qué llevar una doble o triple vida si es incluso hasta difícil vivir una sola? La respuesta puede conducirnos a muchos lugares: El aprendizaje erróneo de ver las cosas a través de los demás, de vestirnos para otros, de satisfacer a terceros… hasta el punto de partirnos en dos y ser lo que en esencia no somos ni deseamos.

¿Y de quién es la culpa? De nuestros padres o abuelos; de los tíos o primos; de los hermanos o amigos; o quizás de los vecinos…en fin, alguien o algo nos condujo a creer que el patrón de vida de otra persona era el que debíamos seguir, aunque quisiéramos otra cosa.

La sociedad impone unos cánones conductuales de competitividad que nos hace creer que viendo lo que tiene el otro, deseando cosas del prójimo, pisoteando al que asumimos que es inferior, nos convertirá en seres especiales, populares y respetables dentro del circulo social en el que logremos desenvolvernos… y eso, según lo que hemos aprendido: ES LO QUE CUENTA.

Pero qué pasa cuando llega un momento…y LLEGARÁ, en el que sientes que nada te hace sentir bien, que necesitas más de lo que has adquirido; qué pasa cuando descubres que el diagnóstico que apunta hacia tu estado emocional te indica que lo que sucede es que no estás haciendo lo que realmente deseabas hacer… pues PASA ALGO IMPORTANTE, has empezado a mirar lo que te importa a TI, y no a otros… Y ESTE ES UN GRAN PASO para tirar esa pose de diplomacia extrema y empezar a ser auténticos.



Un Abrazo,



AMR

martes, 7 de diciembre de 2010

"Tiré la vanidad por la ventana"





El lunes 6 de diciembre veía una entrevista que le realizaban a Michael J. Fox en CNN. Me dio mucha tristeza ver al actor que grabó la película de Viaje al Futuro hace veinticinco años, tembloroso y con un aspecto que dejaba ver claramente como le afectaba el mal de Parkison, una enfermedad que a estas alturas no tiene cura.

Pero a él poco le importaba su apariencia. Aún podía jugar al Jockey y al golf; aun podía jugar junto a sus hijos; aun podía amar a su esposa… y disfrutar de todo eso lo llenaba de optimismo.
Su enfermedad lo había llevado a formar una fundación, hoy en día con un capital de 200 millones de dólares, una cantidad sorprendente y que utiliza para apoyar las investigaciones de la enfermedad que lo aqueja.

“El futuro es importante conocerlo, pero el ahora es importante vivirlo”, eran algunas de las buenas líneas alentadoras y positivas que compartió el actor en este encuentro.

Las encrucijadas que tiende la vida, aunque duras nos parezcan, nos guían a crecer en aspectos desconocidos en nuestros tiempos de amor propio elevado. Cuando escuchas al Michael Fox de ahora, te das cuenta que se ha encontrado a sí mismo y que valora las cosas que no son necesariamente visibles a los ojos de los demás.

“La vanidad la tiré por la ventana”, este otro razonamiento del conocido actor lleva a cualquiera a pensar que su condición lo ha arrastrado a reflexionar sobre cómo vivir y qué es lo importante en la vida cuando esta flaquea.

El dilema es este:

¿Es necesario estar al borde del precipicio para entender que en la vida hay cosas más importantes que llevar un traje de marca y dar gusto a un reducido grupo que a simple vista es más infeliz que cualquier ser humano simple?

¿Es necesario entender que pensar tanto en el mañana puede hacernos perder el preciado tesoro que está en el presente?

Ojalá todos pudiésemos tirar por la ventana no sólo la vanidad, en este instante en el que estamos en perfecto estado de salud, sino que fuésemos capaces de tirar la mediocridad, el egoísmo, la envidia, la deslealtad, la prepotencia y otros aspectos que nos impiden vivir EL AHORA.


Un abrazo!!!



AMR