Sígueme en Twiiter

domingo, 24 de julio de 2016

No quiero un príncipe


En estos últimos meses, me han estado haciendo mucho esta pregunta: ¿eres casada? Y cuando la respuesta es negativa, proceden a hacerme la segunda ¿pero, tienes novio? Respondo de igual manera indicando que estoy, obviamente, soltera.

¿Pero cómo es posible que una mujer como tú, esté soltera? Tranquila, respondo: estoy soltera hace más de un año, tuve una relación muy larga y entiendo que es un momento para estar conmigo misma.

El problema de los patrones culturales, sobre todo el de mi país, es que hay una generación que entiende que si llegas a determinada edad, cuando pasas de los 30, debes estar casada y con hijos, porque si no, se preparan para bombardearte y etiquetarte.

Sí, estoy soltera, pero en el contexto actual es mejor que estar con alguien y sentir que no tienes a nadie como recitaba Robin Williams: “Solía pensar, que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo”.   ¡Cuánta razón!

No creo en la frase “un clavo saca a otro clavo”. Las rupturas deben darse su tiempo. Necesitamos atravesar el duelo y sanarnos hasta que estemos listos para recibir algo nuevo, con sus defectos y virtudes, pero centrados en el objetivo de amarnos a nosotros mismos y no desangrarnos por otro, porque al final esto espanta hasta a quien recibe esa sobrecarga de “amor” disfrazada de complejos y frustraciones.

A muchos, puede parecerle extraño que esté soltera, y peor…  que rechace peticiones, pero estoy en una etapa de mi vida en la que aprendo a crecer con lecciones ya aprendidas, claro, con mis altas y mis bajas porque soy humana y de vez en cuando afloran debilidades, pero asumiendo las consecuencias y sin dejar que eso me afecte.

La mayoría de las mujeres está en busca de un príncipe azul. Yo no. Quiero un ser humano de carne y hueso, que sepa que habrá momentos difíciles que superar, pero que no se acobarde cuando estos lleguen y lo enfrentemos.

Muchas hasta lo idealizan, y asumen que quien está en sus vidas, es lo mejor que les ha pasado, por eso el golpe es demoledor cuando se caen de porrazo ante el descubrimiento de que no era así. He aquí el error, porque cuando como humanos actuamos, estamos expuestos a lastimar, a veces hasta involuntariamente, y nada peor que en determinado momento el telón baje y veas que ese… al que creías un príncipe, nunca lo fue.

Es entonces cuando  viene el shock y se suma a eso la frustración. Salir de ahí requerirá tiempo y ayuda, porque solo no se puede. Hará falta quien nos diga si es necesario a gritos, que estamos equivocadas y que tenemos que “amarnos” y dejar de centrar todas nuestras fuerzas en algo que no tiene remedio.

Una vez escribí sobre la necesidad de amar y ser amado, y del peligro que esto conlleva, porque nos perdemos a nosotros mismos buscando algo que está bajo nuestros pies y no más allá de ellos: amarnos en primer orden y darnos nosotros mismos lo que reclamamos a otros.

No quiero un príncipe azul, quiero un amigo, un compañero, y por qué no un esposo. En este momento no creo que sea posible, porque no sé si esté preparada, pero tampoco lo descarto ni me cierro. Para que eso ocurra debe haber un plan a corto o mediano plazo, basado en algo que se ha perdido en la mayoría: honestidad, valores, principios y lealtad.

No quiero un príncipe, quiero a alguien que sepa que se equivocará en algún momento, pero que lo admita y se disculpe cuando lo razone.

No quiero un príncipe, quiero un ser humano que ría, que llore, que ame y que prefiera la verdad ante la mentira; que prefiera escuchar y también hablar; que prefiera asumir que la palabra hombre en algunas culturas se distorsiona en detrimento de la pareja; que le importe más hacer feliz a una que a muchas, porque la realidad es que cuando el cuerpo y las energías se reparten en muchas o muchos, se pierde  calidad en lo que se entrega y en la entrega misma; y que si a caso falla, lo admita y crezcamos sobre el error.

Los príncipes son ideales inventados que no nos dejan ver que el tema “pareja” viene con el combo, y ese paquete trae risas, alegrías, pero también lágrimas y momentos de dolor, pero cuando se crece asumiendo todo eso, la unión es tan sólida que se entenderá lo importante de amar en cada momento y no angustiarse pensando en lo que pueda estar haciendo o no el otro cuando no está en nuestro espacio.

Ese es otro error: no amar en libertad. Por eso, no quiero príncipes que quieran salvarme porque me estarían aniquilando. Quiero un ser humano que me ayude a volar y a emprender.

Al final del camino, es hermoso cuando hemos llegado con el pelo blanco, sin rencores en el alma y los sinsabores perdonados, porque la autenticidad del amor, se fundamenta en dejar ser, pero sin perder la noción de que el amor, es un negocio, una empresa en donde dos tienen que negociar para moldear las cosas que nos gustan y las que no. Es una complicidad, porque tampoco somos locos. 


martes, 3 de mayo de 2016

Bullying: crueldad desde la ignorancia



No soy muy dada a seguir el mundo de la farándula. Me enteré que el otro día se realizó el certamen Miss República Dominicana 2016, el cual ganó Sal García, una joven de Maimón de orígenes humildes. 

El otro día me preguntaban que si la encontraba bonita y dije: no es fea, pero tengo que escucharla para ver qué hay en su cabeza.

Unos días después, en espera de que me resolvieran algo con el vehículo, me detuve a leer una entrevista elaborada en formato "preguntas y respuestas" que le hizo Diario Libre a García. 

La misma fue titulada: "El bullying es acoso, y es violencia. Lo hacen por redes, pero afecta mucho", y dejaba ver cómo afecta emocionalmente la emisión de comentarios insanos y malintencionados de gente que solo sabe destacar lo que cree feo o negativo desde su punto de vista y quienes muy pocas veces construyen algo positivo cuando se trata de otro.

La crueldad puede llegar de muchas maneras, la peor es la que viene desde la ignorancia y de ese segmento que carece de  cierto nivel de educación, porque no tendrá la capacidad de asimilar el daño que puede causar con unas simples palabras. 

El acoso es una realidad y debemos pensar y tener claro que una herida física puede curarse con sutura o hielo en caso de que no sea fuerte, pero las del alma, requieren de un trabajo intenso con terapeutas cuando el afectado reconoce el problema y corre con la suerte de acudir a uno; en otros casos, cuando lo emocional es muy lastimado, se puede provocar hasta el suicidio en alguien. 

Y estas son las cosas que desde la ignorancia se practica, y que lamentablemente en nuestro país abunda por el clasismo, complejo y el hecho de querer etiquetar la belleza por cánones que no son propios de la dominicanldad. 

Inmediatamente una joven gana en estos tipos de concursos, empiezan a llover las críticas, sobre todo relativas a la "belleza física", ni siquiera reparan en ver cómo se manejó, qué preparación tiene, quién es, de dónde viene. 

Lo peor es que el género femenino es el primer verdugo en estos temas: acaban con su misma especie sin piedad, en vez de sumar y apoyar, intentan hundir a una mujer que ha logrado una meta que ellas (las que critican) no pudieron alcanzar.

La belleza sin alma y sin sensibilidad no tiene sentido para una reina. Y para Sal admitir que ha llorado mucho por el bullying del que ha sido víctima, debe llamarnos a la reflexión: esta sociedad cada día es más inhumana y no repara en las consecuencias de lo que dice y cómo lo dice. 

Los medios de comunicación están llamados a jugar un papel clave en edificar socialmente; orientar y educar, pero sobre todo en tratar con respeto a todos sin distinción. 

Que un programa de TV haya permitido que se le llamara "pobre diablo" al padre de Sal, es inaudito e impensable, si así fue, Espectáculo Públicos que ejerza y sancione, porque hay gente millonaria a la que fácilmente le aplicaría el término desafortunado que utilizaron para hablar del padre de la joven. Ser pobre monetariamente no es un pecado; pero ser pobre de alma, principios y valores... Sí es ser "un pobre diablo". 




lunes, 24 de agosto de 2015

Medidas temporales populistas

El sábado al medio día iba transitando la avenida 27 de Febrero y me detuve ante la luz roja que ya daba el semáforo en la intersección de esta vía con la Winston Churchil. Me quedo observando a un grupo de limpiavidrios que intentaba, con esponja en mano y botellita de agua limpiar los cristales de los vehículos de los conductores, ganándose en la mayoría de los casos el reiterado NO.

Me pongo bien seria, para que ninguno intente tirarle la esponja al cristal del mío, y uno de los adolescentes, porque en su mayoría son muy jóvenes, incluyendo menores, se paró frente a mi vehículo, y con brazos abiertos desafiante me dijo un montón de cosas que no escuché porque tenía los cristales arriba, pero que supe… por el lenguaje corporal, que no eran para nada agradables.

Eso me hizo retroceder a principios del mes de abril de este año, donde los titulares de prensa resaltaban la medida de la Autoridad Metropolitana de Transporte de retirar de las vías a los limpiavidrios y vendedores ambulantes, por las constantes denuncias de agresiones a ciudadanos.

Aquel anuncio generó un debate tal, que duró  varios días, y la mayoría aprobó la medida porque el ciudadano que anda en la calle tiene derecho al libre tránsito y a vivir en paz, paz que debe garantizar el Estado.

Y con esos titulares en mi cabeza,  se sumó en ese instante la decepción de ver un poco más allá y tratar de entender que esos jóvenes son víctimas de un sistema que no ha establecido políticas públicas para que tengan una mejor oportunidad.

Se suma además en ese momento, la decepción de ver que las autoridades vuelven a cometer el mismo error de siempre, establecer medidas populistas para ganar algunos puntos en el momento.

Esos jóvenes deberían estar educándose, disfrutando de su adolescencia y formándose para ser productivos en un futuro de manera positiva… pero no, el sistema los hizo hijos de la calle… esa calle que los forma en la delincuencia y que los expone a lo inimaginable y a eso se agrega que ese grupo expone a los ciudadanos que salen a trabajar dignamente, a ser víctimas de su desgracia.

¿Y quién tiene la culpa? El sistema completo, desde políticos, empresarios, sector público y privado, que usan el poder para allantar en determinado momento y lucrarse con la pobreza en todos los sentidos.


Mientras sigamos así, estableciendo medidas necesarias para la paz ciudadana sin dar continuidad a las mismas, estaremos haciendo nada, contribuyendo a  enterrar el futuro de las generaciones en el tercermundismo del que no acabamos de salir por la indiferencia y la falta de un compromiso real. 

sábado, 6 de junio de 2015

Entrar hasta donde te lo permitan



Las decisiones que tomamos en la vida son nuestras, no de nadie. Es cierto que estamos expuestos a las influencias, pero también a los miedos derivados de nuestras necesidades y vacíos, elementos muy peligrosos que hacen que a nuestras vidas entren personas inconclusas que siempre nos llenan de incertidumbre y cierta inseguridad, y eso, sin que lo queramos, se vuelve un reto absurdo: querer cambiar algo que siempre ha sido lo que es. 

Pero el límite es el tiempo, y este deberá decirte a qué  te expones, qué arriesgas y si estás dispuesto a asumir el rol que otro defina, dejando de lado lo que realmente importa: el bienestar de los protagonistas de determinada relación, no sólo de uno, sino de ambos.  

Cuando en un determinado tiempo solo ha importado lo que uno de ambos piensa y establece, hay que tener cuidado, porque te están anulando. La estrategia es armar planes que nunca se cumplen, hacerte creer que todo va bien hasta la divinidad se interpone y te ´jamaquea´, haciendo que despiertes y aceptes en una sumatoria, el total de las señales del comportamiento del otro, y al fin analizas que algo anda mal, y ese algo eres tú, porque todo lo que llega en la vida, es hasta donde lo permitas. 

Ver la verdad de algo que nunca se ha querido asimilar, puede destrozar en el momento, y es entendible, porque todo descubrimiento necesita ser depurado, analizado y sumergido en un proceso de reflexión que debe calmar tu interior después de la tormenta interna que has tenido, consecuencia de una situación inesperada que te obligó a abrir los ojos. 

La realidad nos invita a cada instante a no engañarnos, nos coloca pistas y alertas para que nuestras almas no se rompan, porque recomponerlas cuesta mucho y su sanación dura casi una eternidad. 

La clave es el tiempo y las reglas, pero sobre todo el respeto, si nada de esto se cumple, uno de ambos estará condenado a padecer un torbellino de pasiones y emociones que le harán vivir en la angustia y perderá muchos años de su vida, creyendo lo ilógico: que la transparencia y la honestidad al 100% era lo que valoraba y por eso se quedó, hasta que... la vida se conduele y hace que el santo se caiga del altar. 

Es aquí donde entonces, empiezas a aprender que lo real en principio es entrar hasta donde te lo permitan, pero a medida que pasa el tiempo, no puedes nunca permitir que esto siga igual, porque la inteligencia indicará que eres víctima de una estrategia vil que te condenará a esperar lo que nunca ha de llegar. 

La vida está llena de derechos en todos los ámbitos: a la justicia, a la salud,, a la educación, pero sobre todo, a la verdad, y aquí es donde se mide la grandeza de cada ser humano. 

AMR
De vuelta


martes, 25 de noviembre de 2014

Ojo con la necesidad de amar y de que nos amen

A propósito de una situación que ha estado afectando mucho a alguien que conozco y que aprecio, y que espero la supere pronto, me aventuro a escribir sobre la urgencia de amar con el propósito de satisfacer a terceros o de llenar un vacío. En este error suelen caer muchos, y en los peores de los casos hasta requieren de ayuda emocional.  
 
La necesidad de amar y de sentirnos amados puede llevarnos muchas veces a un estado de darle la oportunidad a cualquier opción que se presente, sobre todo a aquellas que persistan un poco mostrando cierto interés, sin medir las consecuencias de no saber lo que realmente quieren.
 
Estar durante mucho tiempo sin pareja, es otro factor que influye demasiado a la hora de decir sí, a una cita sin tomar en cuenta que hemos perdido la práctica y que se requiere hablar claro en relación a lo que quieren ambos, para que no haya confusión en el futuro y emocionalmente ninguno salga afectado.  
 
La presión social en un país subdesarrollado no se queda atrás para los que están solteros por un tiempo prolongado y se ocupan más en trabajar y tener otras prioridades. Esto, sin duda, influye mucho en tomar regularmente una decisión errada y quedar con alguien por recomendaciones de terceros y no porque así lo desea el corazón.
 
Hay que tomar en cuenta que el nivel de madurez de una mujer es mucho más elevado en la mayoría de los casos, y es, la que por lo general, está dispuesta a poner las cosas claras; en plantear lo que se desea y pautar las reglas del compromiso; es la que generalmente moldea la relación y le da sentido a lo que es y debe ser, porque de hecho somos más organizadas y leales.
 
El hombre, en cambio, necesita ser dirigido porque su cultura de “macho” le hace asumir una postura de “tener algo, pero seguir comportándose como soltero ante su grupo”, sobre todo en el caso de aquellos que son muy inmaduros, sin tomar en cuenta los deseos de su pareja y en muchos casos, no entiende que con esa actitud, empieza a tejer un camino de dudas, que puede terminar en un gran desencanto físico y emocional.
 
La necesidad de amar, nos hace cometer muchos errores: nos hace dar más de lo que se debe y muchas veces a incluso no exigir lo que corresponde, dando siempre oportunidad al cambio de actitud que, en la mayoría de los casos donde no se practica la honestidad, lamentablemente nunca llega, hasta que el descuidado o descuidada explota si no sabe controlar sus emociones, o sencillamente se aleja pacíficamente si su grado de madurez es alto.
 
La necesidad de que nos amen, hace que la tolerancia se desborde en su capacidad y dé cabida al irrespeto por parte de quien se ha dado cuenta de que lo tiene fácil y no perderá porque está seguro de los sentimientos de su pareja, a la que ya le ofreció los tres meses de publicidad engañosa y ahora está descubriendo “al personaje real”, pues la novela se ha acabado.
 
La gente se preguntará ¿y cuál es la aptitud y actitud qué debemos asumir al respecto?
En mi limitado conocimiento, pero como ser humano que ama, ha amado y amará, entiendo que lo importante es aprender a amarnos a nosotros mismos, antes que otro lo haga; saber que debemos respetarnos para respetar y exigir lo mismo de la otra parte, sin mentiras y poniendo las cosas claras desde el principio.
 
La necesidad de amar y de que nos amen, muchas veces nos lleva a, sin intención alguna, forzar situaciones que la otra parte no quiere concretar, pero que no define y se limita a titubear y decir “estoy contigo, eso es lo que cuenta”, pues no, lo que cuenta es ser honestos,  respetar y valorar a quien nos ha abierto las puertas de su vida, de su hogar y sus sentimientos, cosas muy difíciles de establecer y encontrar en este mundo actual.
 
Hay muchas señales que indican cuando las cosas no marchan como deben, pero la necesidad de amar  y de que nos amen, hace que intencionalmente las obviemos con la esperanza de que las cosas puedan mejorar.
 
A veces hasta sin amar a alguien preferimos permanecer ahí aplicando la pesimista frase “peor es no tener nada”, ¡pues no!, cada individuo merece tener eso que realmente lo haga sentir vivo, lo valore y respete.
 
A todo aquel que ande por ahí, vacilándose la vida sin aplicar sinceridad a sus relaciones, se le advierte que tenga mucho cuidado, porque estará condenándose a dejar ir, en muchos casos, a personas valiosas por decisiones inmaduras y un desenfoque total de lo que realmente quiere.
 
En definitiva, hay que tener mucho cuidado con nuestra urgencia de amar y de que nos amen, porque al final, toda relación que se fundamente en dudas, mentiras y falta de criterio y de respeto, están condenadas desde su origen… al fracaso.
 
Siempre he tenido la certeza de que la verdad une y de que las dudas asesinan todo vínculo que algún día inició con el consentimiento de dos, si no se aclaran las cosas cuando amerita.
 
Soy de las que cree que toda relación debe construirse poco a poco, pero debe ser cuestión de dos, si no es así, no vale la pena seguir desgastándose y concentrándose en algo que no satisface a ambos, que carece de evolución y es improductivo.
 
Un abrazo.
 
Adelaida Martínez R. (AMR)
La autora es comunicadora social, con maestría en periodismo. 
Twitter @adelaida33 ///// Instagram @adelaidamartinezr  ///// Facebook Adelaida Martinez
   

Los riesgos de estar con una pareja promiscua sin saberlo

¿Estás con una pareja actualmente? Si la respuesta es afirmativa, también vale que te respondas si se cuidan o si se hicieron las pruebas de lugar cuando decidieron intimar sin protección, seguro que pondrás gesto de preocupación y te responderás que ¡NO! porque confías en esa persona y tienes la seguridad de que no estaría con nadie más sin cuidarse.
 
Lo lamentable es que muy pocas personas meditan al respecto por muchos factores: carece de la información necesaria sobre los riesgos de sostener relaciones sexuales sin tomar las previsiones y sin saber con quién lo está haciendo, porque la realidad es que nunca terminamos de conocer del todo a nadie.
 
¡Seamos honestos! Nadie se sincera sobre las infidelidades y sobre con cuántas o cuántos lo ha hecho, lo hace o lo está haciendo aunque tenga o no una relación estable.
 
Hay que pensar en todo por el bien de nuestra salud. En muchos casos, las emociones y la rapidez no dejan a una persona cuidarse lo necesario, sobre todo aquella que suele estar activa sexualmente con más de una pareja, lo que la pone en riesgo y, peor aún… arriesga la salud física y emocional de todo aquel que se le cruza en el camino sexualmente hablando.
 
No es un secreto que hasta en los matrimonios hay engaños y la más perjudicada es la mujer, ya que generalmente quien anda en búsqueda de otras cosas (otras parejas), es el hombre. Y los peores casos ocurren en culturas como la nuestra, donde el machismo significa tener muchas y hacer caso a cabezas vacías que influencian en este mismo sentido (amigos, hermanos, primos, etc.).
 
Cuando se está sexualmente activo con más de una pareja, caemos en la promiscuidad, lo que conlleva a estar expuestos a contraer infecciones delicadas que pueden llevarnos incluso hasta la muerte. 
 
Entre los riesgos citamos el delicado asunto de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), infecciones por bacterias (curables)  y virus (no curables), de los cuales existen más de 20 tipos que incluso pueden ser más graves en la mujer, sobre todo en las embarazadas.
 
Lamentablemente en nuestra cultura hay poca hambre de leer, de orientarse y de mirar espejos… y a propósito de espejos, me aventuro a escribir sobre esto porque me han preocupado muchas vivencias al respecto: casos que han tenido remedio y otros no.
Hay muchas mujeres y hombres, que han tenido la mala experiencia de… luego de ir a su médico, comprobar que han sido contagiados de una ETS, y pasan por un proceso de angustia, vergüenza y sentimientos de traición terribles.
 
Documéntese y lea sobre los riesgos de una actividad sexual sin protección, así sabrá sobre las causas y consecuencias de intimar con una pareja que a lo mejor cree conocer, pero que en realidad practica la promiscuidad a plena luz del día y el amor o el entusiasmo no deja que usted vea más allá de lo que le hacen creer.
 
Oriente a su pareja y a sus hijos. Que en casa no falte la debida orientación sexual que hace tanta falta, sobre todo en un contexto social actual donde la libertad se confunde con “hacer lo que me dé la gana con cualquiera sin pensar en las consecuencias” por carecer de la debida información y donde la práctica habitual es mentir en estos casos por miedo o vergüenza.
 
Lo más importante, acuda a su médico con regularidad y pregunte sobre todo lo que le venga a la cabeza ante cualquier síntoma extraño, no tenga miedo ni vergüenza, porque todo ser humano, algún día sin saberlo, está expuesto a cualquier virus o bacteria.
 
Y para finalizar y no cansarlos mucho sobre este tema que me he leído bastante, les sugiero que al momento de conocer a alguien a quien vea y perciba como un ser humano “bueno” y familiar, no le haga caer en la trampa de no tomar las precauciones debidas.
 
Tome conciencia de algo esencial: debe cuidarse primero usted porque nadie lo haría mejor, sobre todo cuando se trata de su salud física y emocional, de lo contrario, estaría exponiéndose a riesgos innecesarios en una sociedad donde la mujer pierde más por el mismo sistema. 
Tómese su tiempo y no confíe; llévese de sus instintos, del sano juicio y de las señales que suelen pasar ante sus ojos y que obvia a razón del “entusiasmo de un nuevo enamoramiento rodeado de publicidad engañosa” que en definitiva nunca es sincero al 100%... y por eso vuelvo y reitero: ¡seamos honestos y realistas!: no todo lo que brilla es oro.  

¡No te mueras sin vivir!

Cada individuo dibuja o programa un ideal en su mente que espera concretizar y  encontrar en su trayecto de vida, ya sea una pareja con ciertas cualidades, un vehículo, una casa, hijos y una carrera a su “medida”, en fin… conseguir todo lo que en su mente imaginó desde que tuvo cierto grado de conciencia.
 
Con el pasar de los años, estos ideales van mutando según la realidad que se presente y las posibilidades que estén a nuestro alcance. Los frenazos, los choques con la realidad, las desilusiones, y el simple hecho de comprobar que no todo fue como lo programado nos puede desmoronar en ese momento… pero la realidad es que ESTAMOS CRECIENDO y aprendiendo que apreciar lo real y disminuir expectativas irreales cambia la perspectiva.
 
Un corazón que no cree en construir y no pone de su parte, esperando que del cielo le caiga lo fabricado en su mente, estará vacío y perdido porque no se enfoca en los regalos que se manifiestan en su camino.
 
Cuando nuestra mente es infantil o sencillamente no ha alcanzado el grado de madurez que nos permita aceptar las imperfecciones de lo humano, sufrimos mucho, porque vivimos en una burbuja que no nos permite ver más allá de un mundo que hemos construido gracias a los cuentos que vemos en la televisión… o el ideal falso que nos han construido en la cabeza sobre ciertas situaciones.
 
Lo lamentable es que no nos enseñan que lo bueno viene con lo “no tan bueno” y también con lo que puede parecernos “malo”… llega en un combo y debemos aprender a vivir con ello y salir airosos.
Los seres humanos perdemos el norte cuando ESPERAMOS algo específico y dejamos que lo inesperado huya o se ausente. La libertad de dejar que fluya lo que llega a tu vida y disfrutarlo sin limitar el ser, es lo grandioso del camino, el que no lo hace, está condenado a una larga espera que puede transformar un corazón esperanzado en uno cansado y disgustado consigo mismo… y con la vida.
 
Y uno se pregunta cómo superar la idea de salir de esa burbuja irreal, pues sencillamente hay que salir de ese hueco de fantasías que nos impide entender que ya no somos niños y que tenemos que tomar nuestras propias decisiones… que estamos expuestos a equivocarnos y a caer, pero que también contamos con una fuerza increíble para enderezar el camino y levantarnos cada vez que sea necesario.
 
Cuando abrimos los ojos ante la realidad y dejamos de esperar lo ideal, nuestra perspectiva de vida cambia; cuando empezamos a valorar y apreciar los regalos que encontramos en el camino, descubrimos tesoros que jamás pensamos… porque al final, lo inesperado termina sorprendiéndonos… ¡y de qué manera!
 
Es ahí cuando descubrimos que todo el tiempo estuvimos equivocados, que luchamos incansablemente tras algo que solo existía en nuestras mentes, y entonces empezamos a vivir cuando disminuimos nuestras expectativas y dejamos de exigirle tanto a la vida y a nosotros mismos… empezamos a disfrutar el ser libres y hasta nuestro corazón se vuelve joven.
Deja de andar tan apretado, camina y disfruta el trayecto, no pases por desapercibida una sonrisa porque no se asemeja a lo que esperabas… recorre la vida y disfruta cada detalle que te traiga… no te mueras sin vivir. 
 
Por Adelaida Martínez R.
La autora es periodista
Twiiter @Adelaida33
Instagram @Adelaidamartinezr