Sígueme en Twiiter

martes, 25 de noviembre de 2014

¡No te mueras sin vivir!

Cada individuo dibuja o programa un ideal en su mente que espera concretizar y  encontrar en su trayecto de vida, ya sea una pareja con ciertas cualidades, un vehículo, una casa, hijos y una carrera a su “medida”, en fin… conseguir todo lo que en su mente imaginó desde que tuvo cierto grado de conciencia.
 
Con el pasar de los años, estos ideales van mutando según la realidad que se presente y las posibilidades que estén a nuestro alcance. Los frenazos, los choques con la realidad, las desilusiones, y el simple hecho de comprobar que no todo fue como lo programado nos puede desmoronar en ese momento… pero la realidad es que ESTAMOS CRECIENDO y aprendiendo que apreciar lo real y disminuir expectativas irreales cambia la perspectiva.
 
Un corazón que no cree en construir y no pone de su parte, esperando que del cielo le caiga lo fabricado en su mente, estará vacío y perdido porque no se enfoca en los regalos que se manifiestan en su camino.
 
Cuando nuestra mente es infantil o sencillamente no ha alcanzado el grado de madurez que nos permita aceptar las imperfecciones de lo humano, sufrimos mucho, porque vivimos en una burbuja que no nos permite ver más allá de un mundo que hemos construido gracias a los cuentos que vemos en la televisión… o el ideal falso que nos han construido en la cabeza sobre ciertas situaciones.
 
Lo lamentable es que no nos enseñan que lo bueno viene con lo “no tan bueno” y también con lo que puede parecernos “malo”… llega en un combo y debemos aprender a vivir con ello y salir airosos.
Los seres humanos perdemos el norte cuando ESPERAMOS algo específico y dejamos que lo inesperado huya o se ausente. La libertad de dejar que fluya lo que llega a tu vida y disfrutarlo sin limitar el ser, es lo grandioso del camino, el que no lo hace, está condenado a una larga espera que puede transformar un corazón esperanzado en uno cansado y disgustado consigo mismo… y con la vida.
 
Y uno se pregunta cómo superar la idea de salir de esa burbuja irreal, pues sencillamente hay que salir de ese hueco de fantasías que nos impide entender que ya no somos niños y que tenemos que tomar nuestras propias decisiones… que estamos expuestos a equivocarnos y a caer, pero que también contamos con una fuerza increíble para enderezar el camino y levantarnos cada vez que sea necesario.
 
Cuando abrimos los ojos ante la realidad y dejamos de esperar lo ideal, nuestra perspectiva de vida cambia; cuando empezamos a valorar y apreciar los regalos que encontramos en el camino, descubrimos tesoros que jamás pensamos… porque al final, lo inesperado termina sorprendiéndonos… ¡y de qué manera!
 
Es ahí cuando descubrimos que todo el tiempo estuvimos equivocados, que luchamos incansablemente tras algo que solo existía en nuestras mentes, y entonces empezamos a vivir cuando disminuimos nuestras expectativas y dejamos de exigirle tanto a la vida y a nosotros mismos… empezamos a disfrutar el ser libres y hasta nuestro corazón se vuelve joven.
Deja de andar tan apretado, camina y disfruta el trayecto, no pases por desapercibida una sonrisa porque no se asemeja a lo que esperabas… recorre la vida y disfruta cada detalle que te traiga… no te mueras sin vivir. 
 
Por Adelaida Martínez R.
La autora es periodista
Twiiter @Adelaida33
Instagram @Adelaidamartinezr

No hay comentarios: