Cada día al abrir los ojos tengo una comunicación directa con algo que sobrepasa los poderes terrenales, es una conversación breve, abro los ojos y enuncio un ¨buen día¨ mentalmente, me pongo donde el capitán me vea.
Siempre he tenido la certeza y la convicción de que si voy directamente donde el que comanda el barco, este podrá escuchar lo que digo sin distorsión del mensaje, como suele suceder cuando enviamos recados con terceros, el contenido nunca llega completo o sencillamente se transforma en algo totalmente diferente a lo que se emitió.
Creo en la capacidad individual de expresión, ya sea empleando el método escrito, verbal o a través de signos. Claro! cada cual puede emplear la forma que crea conveniente según sus circunstancias, siempre y cuando el puente sea confiable y esté bien cimentado.
Si no creemos en algo, entonces lo prudente es no dirigirnos por ese camino y elegir aquel en el que si confiamos, les juro que las cosas saldrán mucho mejor al trabajar sobre algo en lo que tenemos fe.
Alguien me tildó hace poco de ¨soberbia¨, me asombré al escucharlo porque no me considero como tal, simplemente asumo lo que creo y lo digo, a veces sin prudencia, lo reconozco, pero el tema de congregarnos en una iglesia o en un grupo en búsqueda de CUMPLIR con Dios, no es algo que esté en mis convicciones.
Me siento bien hablando directamente con él, sin intermediarios, así le hablo claro: le exijo, le reclamo y le digo las cosas tal y como las pienso, ¿a caso no es una fuerza de amor que está siempre abierta al diálogo?, pues entonces hablemos claro, sostengamos una conversación entre los dos.
Hay temas que solo quiero tratarlos con él directamente. No entiendo por qué debo confiarle mis cosas a alguien que quizás tenga un concepto diferente de la vida al que yo tengo y a lo mejor me crucifique por creer en algo que en el siglo XXI es apropiado y correcto porque se ha evolucionado.
Prefiero pues, conversar directamente con él, sin intermediarios, porque se que siempre me escuchará y me hará ver de alguna manera, lo bueno y lo malo de nuestras elecciones, y si acaso fallo en algo, será un aprendizaje en el accionar del día a día que nos hará recordar que somos humanos expuestos a equivocarnos.
Siempre he tenido la certeza y la convicción de que si voy directamente donde el que comanda el barco, este podrá escuchar lo que digo sin distorsión del mensaje, como suele suceder cuando enviamos recados con terceros, el contenido nunca llega completo o sencillamente se transforma en algo totalmente diferente a lo que se emitió.
Creo en la capacidad individual de expresión, ya sea empleando el método escrito, verbal o a través de signos. Claro! cada cual puede emplear la forma que crea conveniente según sus circunstancias, siempre y cuando el puente sea confiable y esté bien cimentado.
Si no creemos en algo, entonces lo prudente es no dirigirnos por ese camino y elegir aquel en el que si confiamos, les juro que las cosas saldrán mucho mejor al trabajar sobre algo en lo que tenemos fe.
Alguien me tildó hace poco de ¨soberbia¨, me asombré al escucharlo porque no me considero como tal, simplemente asumo lo que creo y lo digo, a veces sin prudencia, lo reconozco, pero el tema de congregarnos en una iglesia o en un grupo en búsqueda de CUMPLIR con Dios, no es algo que esté en mis convicciones.
Me siento bien hablando directamente con él, sin intermediarios, así le hablo claro: le exijo, le reclamo y le digo las cosas tal y como las pienso, ¿a caso no es una fuerza de amor que está siempre abierta al diálogo?, pues entonces hablemos claro, sostengamos una conversación entre los dos.
Hay temas que solo quiero tratarlos con él directamente. No entiendo por qué debo confiarle mis cosas a alguien que quizás tenga un concepto diferente de la vida al que yo tengo y a lo mejor me crucifique por creer en algo que en el siglo XXI es apropiado y correcto porque se ha evolucionado.
Prefiero pues, conversar directamente con él, sin intermediarios, porque se que siempre me escuchará y me hará ver de alguna manera, lo bueno y lo malo de nuestras elecciones, y si acaso fallo en algo, será un aprendizaje en el accionar del día a día que nos hará recordar que somos humanos expuestos a equivocarnos.
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