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lunes, 15 de marzo de 2010

Prototipos, tienes alguno?



El otro día me decía una amiga, que no tengo un prototipo definido. De inmediato me puse a revisar rostros pasados y presentes para comprobar qué grado de realidad tenía el análisis de sus palabras sobre mi ideal a la hora de fijarme en un chico.


- No tienes un prototipo definido, ¡Mentira!- me decía ella con su peculiar tono que rompe.
- Claro que si! – le respondí, pero en el conteo visual regresivo por mis adentros me di cuenta que tenía un poco de razón.


Durante mis años de fructífera vida, he sabido valorar puntos distintos en las personas según su forma y características.


¿Qué me enamoraba de un chico antes?, bueno cuando era adolescente mis ojos no miraban a los de estatura baja ni cabellitos crespos, jajajaja me decía a mi misma y a mis amigas: ES QUE ME GUSTA JUGAR CON EL CABELLO y los de boquita de maguita tampoco me gustan (boquita de maguita: labios muy finos casi imperceptibles).

Así que me llamaba mucho la atención aquel chico alto, de cabellera hermosa y labios seductores. Pero al pasar el tiempo, mis gustos empezaron a cambiar, porque aquel prototipo no funcionaba… ¿qué pasaba? Al prestarle más atención a lo de afuera, me olvidaba de algo como los buenos sentimientos, el trato y la visión a futuro.

Cuando tocaron a la puerta estilos distintos a los que supuestamente me volvían loca, entendí que el corazón puede desviarse a donde le de la gana sin que la razón intervenga, porque al final puede más ese órgano de vida que te hace cometer buenas locuras y que te pueden parecer descabelladas en momentos breves de lucidez.

En la actualidad, presto más atención a la química, a las sensaciones que pueda transmitirme alguien que me resulte atractivo, pero nunca he dejado de prestarle atención a dos cosas: La boca y la mirada.

Así que podemos variar nuestros gustos según transcurre el tiempo, pero siempre habrá detalles únicos que nos llamen la atención. Atracción es algo, enamorarse es otra cosa, para eso hace falta un camino de doble vía que requiere un esfuerzo de dos partes, y en definitiva la vida es más sabrosa cuando se habla de dos, hablar de uno solo a veces resulta aburrido.

La vida evoluciona, y con ella nuestros gustos y nuestros ideales. Nuestra realidad va adaptándose a las exigencias del tiempo y de lo que deseamos en nuestra vida futura.


Un abrazo y que viva la química!!!

Adelaida

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