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martes, 21 de septiembre de 2010

Por qué insistimos?



¿Por qué insistimos?, en decir “hola” a quien no responde, lo ignora o sencillamente le da igual.

¿Por qué insistimos?, en pensar en quien quizás no nos piensa de igual manera, porque los hechos lo demuestran.

¿Por qué insistimos?, en esperar a quien siempre tarda o regularmente no suele llegar.

¿Por qué insistimos?, en querer a quien no lo valora.

¿Por qué insistimos?, en quien duda de si mismo, cuando lo que se le entrega no tiene precio.

¿Por qué insistimos?, en creer que puede cambiar, aunque el tiempo pase y sigue siendo más de lo mismo.

?Por qué insistimos, en desear sus besos, sus abrazos, su presencia y su ser… cuando apenas tenemos un 10% de eso.

¿Por qué insistimos?, en seguir saludando, en seguir esperando, en seguir queriendo y creyendo, en seguir con alguien que duda, en tener la esperanza de algún cambio, en seguir deseándole, en sacar la cabeza de prisa cuando escuchamos su voz?

La respuesta es compleja, como lo es el todo lo relacionado a las emociones y a los sentimientos. Insistimos, aguantamos durante un tiempo, con la esperanza de un cambio a mejor. Con el deseo de que ese leve dolor inexplicable que se asomó al ver que ya no era lo mismo de los primeros días: las llamadas y los buenos días de cada mañana habían disminuído, los apodos caríñosos ya no tenían el mismo tono… algo había cambiado… pero seguíamos insistiendo, con la esperanza de… ser y hacer feliz a ese o a esa con el que nos sentimos tan bien al pensarle y al sentirle.

Lo bueno es, como reza aquella fábula del Rey y el Sabio, que todo pasa y la insistencia es una acción que conlleva a tener la esperanza de algo que deseamos se concrete, pero que en muchas ocasiones será un intento fallido, hasta que triunfemos en un camino de doble vía y una situación permanente que nos lleve a dejar de luchar, a dejar de insistir y a pasar al próximo peldaño: estar con un compañero o una compañera de ruta que corra a nuestro lado, preocupado de que andemos al mismo ritmo y sin dejar de descuidar lo esencial: El respeto, la valoración y la confianza.

Porque el camino es menos pesado cuando lo transitan y colaboran dos.


Un abrazo,


Adelaida Martínez R.





1 comentario:

Alejandro Martínez R. dijo...

No tengo palabras para expresar cuan maravillosos son los textos que escribes.

Un saludo desde Asturias, España ^_^.